Cada semana hay un evento, un panel, un foro, un bootcamp, una hackathon, una demo night, un pitch day. Todos con luces LED, hashtags oficiales y una promesa en grande: "transformar el futuro".
Pero sales de ahí y nada ha cambiado.
Las mismas ideas recicladas. Los mismos speakers de siempre. Las mismas frases que suenan bien pero no dicen nada: "Impactar el ecosistema", "crear sinergias", "generar soluciones escalables para el bien común".
¿Dónde están las soluciones? ¿Dónde están los productos que la gente realmente está usando? ¿Dónde están los que siguen construyendo después del hype?
Porque hacer innovación no es hablar bonito en una tarima. Es quedarte hasta tarde arreglando algo que nadie ve. Es que tu producto falle, recibir quejas, y tener que seguir ahí. Es que lo que hiciste tenga impacto aunque nunca ganes un premio.
Pero claro, eso no queda bien en una foto. Lo que vende es el panel, el slide, el logo, el humo. Y así, el ecosistema se llena de eventos. Y de egos. Y de promesas que duran lo que dura el catering.
Y siempre están los mismos rostros. Los que van a todos lados, los que se saben las frases de memoria. Los que se camuflan bajo "networking", pero en el fondo están ahí solo para sentir que son parte de algo. Y ojo, claro que hay gente valiosa. Pero seamos sinceros: pregúntales un poco más sobre su producto… y sorpresa: no existe. Es un pitch sin código, una demo sin base de datos, una marca sin cliente.
No estoy en contra de compartir ideas.
Estoy en contra de hacer del compartir una excusa para no hacer.
Porque hay gente construyendo en silencio.
Y hay gente hablando en voz alta sobre cosas que aún no existen.
Y adivina quién se lleva los aplausos.
Spoiler: no es el que se quedó arreglando bugs a las 3 a. m. con los ojos rojos y un Red Bull caliente.
Así que sí, dale.
Arma tu evento, imprime polos con el logo, graba reels diciendo "¡vamos por más!".
Solo no olvides que mientras tanto, alguien sin micrófono está haciendo lo que tú todavía estás anunciando.
