Estoy cansado de ver gente que dice mucho sin decir nada.
Startups que "empoderan", "transforman" y "disrumpen" con "tecnología exponencial". ¿Qué significa eso? Nada. Es una coreografía de palabras para sonar brillantes sin mostrar nada real.
Vivimos una era donde hablar complicado es una forma de esconderse. De parecer más grande de lo que uno es. De que nadie te cuestione porque nadie entiende qué estás diciendo.
Pero si tú, que lo hiciste, no puedes explicarlo sin palabras raras… tal vez no lo entiendes del todo. Tal vez lo construiste desde la forma, no desde la necesidad. Tal vez lo hiciste para sonar como alguien que sabe, no para resolver algo que dolía.
Y yo lo digo desde adentro, no desde fuera.
Yo también me escondí en frases largas. Dije "modelo híbrido de comunicación legal para población neurodiversa", cuando lo que estaba haciendo era: un bot para que un papá entienda qué carajo puede hacer por su hijo.
Hablar complicado es una defensa.
Nos protege del miedo a que descubran que lo que hicimos es simple. A veces hasta frágil. A veces todavía incompleto.
Pero esa es la parte más honesta de crear: admitir que aún no lo tenemos todo claro. Que estamos probando. Que no tenemos la respuesta final.
Los verdaderos innovadores no adornan lo que hacen.
Lo explican tan claro que hasta un niño lo entiende.
Porque si no lo puede entender un niño, ¿para quién lo hiciste?
Yo quiero construir cosas que no necesiten PowerPoint.
Que se expliquen solas. Que no digan "IA ética y escalable", sino: "esto te ayuda a no sentirte tan solo".
Eso, para mí, es suficiente.
Y si alguna vez tengo que volver a decir "infraestructura cognitiva", jálame. Recuérdame por qué empecé.